Es la planta de moda.El coleos gusta. Atrae. En estos momentos es un adorno indispensable tanto en el interior como en el exterior de los hogares. ¿Por qué? Por su frescura, colorido, variedad y resistencia. Pero, ¿de dónde procede el coleos?
Procedencia del coleos
El coleos es originario de las zonas tropicales del Sudeste asiático, así como también se puede encontrar en zonas del África ecuatorial y en algunos lugares de América. El color predominante en las cientos de variedades existentes hoy del coleos es el rojo, dado que la mayor parte de las hibridaciones conseguidas a lo largo de los tiempos proceden del tronco común del Coleus blumei, rojizo, con el Coleus verschaffeltii, algo más púrpura o lila.
Tamaño y forma
El coleos es una planta de tamaño medio: su envergadura varía entre el medio metro y el metro largo. Su imagen es fácilmente reconocible puesto que el cruce diagonal de sus anchas hojas emerge desde el tallo conformando una especie de aspas; suelen asemejar la forma del capullo de una flor observado en el momento preciso de su apertura.
Cuidados y plantación del coleos
Los cuidados del coleos no son excesivamente complejos, pero como a cada planta, hay que saber estar pendiente de satisfacer sus necesidades para que se desarrolle y luzca en plenitud
Lo primero que debemos saber es que el coleos necesita luz: su pigmentación colorada precisa de las horas de luz suficientes que lo hagan enrojecer. No obstante, hay que tener cuidado: un exceso de luz puede acabar con el coleos, por lo que es recomendable exponerlo a una adecuada iluminación solar evitando siempre, como es natural, las horas centrales del día en verano y el contacto directo con la luz solar.
Esto es fundamental, porque la luz es la que va a determinar el color del coleos. La exposición lumínica del coleos es la que hará brotar la tonalidad dominante de su color: con días cortos y temperaturas bajas, las hojas son pequeñas y el colorido se concentra a lo largo de la vena central de la hoja. Con días largos se colorea toda la hoja; con bajas temperaturas durante el día o elevadas durante la noche el color de la hoja se debilita.
Por todo esto, el coleos aguanta con poca agua: sólo hay que hidratar bien el terreno en el que se va a plantar, de manera que son ideales para el coleos los pequeños alféizares protegidos del sol por ventanas, o lugares frescos y húmedos tales como patios u otros rincones interiores de las casas. La humidificación del sustrato es vital para el coleos: la época ideal para su siembra es alrededor de los días finales del invierno, en un sustrato abonado de turba y perlita cuya temperatura no supere los 23 grados.
Aproximadamente dos semanas después de haber sembrado, el coleos comenzará a germinar. También puede realizarse su cultivo mediante esquejes de 5-7 cm de longitud, a partir del mes de febrero, en sustrato estéril de arena o mezcla de turba y arena. Manteniendo una temperatura de alrededor de 23 ºC, el enraizamiento se produce con facilidad a los 10-15 días. Durante todo el otoño e invierno se despuntan y quitan las flores de las plantas madre para que ramifiquen.
Mantener el sustrato ligero y abundante en materia orgánica, así como regar el coleos poco pero suficientemente cada vez, procurará una flor robusta y grácil. Retirando convenientemente sus flores a medida que van saliendo, las hojas del coleos adquirirán una forma muy atractiva, de modo que complementándose con su espeso y verde follaje, quedará un coleos muy digno de exhibirse y ser utilizado como la perfecta ornamentación del hogar.
¿Qué puede atacarle al coleos?
El coleos es una flor sana y resistente a plagas, insectos y enfermedades. No obstante, hay que tener cuidado con la mosca blanca, algunas babosas y los ataques esporádicos de las cochinillas. En semillero y durante el enraizamiento de los esquejes son frecuentes los ataques de Pythium y Rhizoctonia, que pueden tratarse de forma preventiva con productos a base de quinosol en riego. Para un cuidado práctico y medido del coleos, basta con combinar bien la exposición al calor y evitar el exceso de humedad: ambas circunstancias pueden hacer languidecer al coleos o amarillear sus hojas. Es prudente, en el cuidado del coleos, ubicarlo en galerías o ventanas bien iluminadas pero protegidas de lo agresivo de la atmósfera exterior: sobre todo en otoño, cuando son frecuentes las heladas mañaneras, es obligado mantenerlo a una temperatura óptima que ronde los 15 grados. También en el otoño es preciso que el sustrato del coleos se seque entre riego y riego, ya que la demasía de humedad puede provocar hongos u otras apariciones infecciosas que lo debiliten.